APRENDIENDO A LEER

Publicado el Miércoles, 15 de Marzo de 2017

Hay muchos factores que incitan a un niño al aprendizaje de la lectura. Hay niños que comienzan a leer a una edad muy temprana y otros a edades más tardías.  

A veces los papás se preocupan y preguntan cuáles son las pautas necesarias para que sus pequeños puedan aprender a leer, aun no estando en la edad escolar precisa para hacerlo. Hay otros, por el contrario, preocupados ya que ven a sus hijos demasiado “pequeños” para que aprendan a leer y recriminan dicha actitud, pues se supone que a estas edades han de jugar.

Si un niño está motivado para aprender a leer y tiene curiosidad para hacerlo, no importa la edad, lo importante es ayudarlo y mantener su curiosidad despierta. Por el contrario, si un niño no está motivado para la lectura y necesita de otras actividades para desarrollarse adecuadamente, forzarlos sería un tremendo error.

No debemos “meter a presión” el aprendizaje de la lectura a los más pequeños, debemos comprender cuáles son sus deseos por aprender, debemos incitar, no a la lectura, sino al gusto por la misma.  Es un error pensar que nuestros hijos deben aprender a leer forzosamente antes de la etapa escolar, si estos no lo desean.

A continuación, os hablaré de algunos factores que facilitan la curiosidad y el gusto por la lectura.

Un porcentaje elevado de lo que aprendemos lo hacemos mediante la imitación, si tenemos unos padres apasionados por la lectura, probablemente nuestros pequeños despierten a más temprana edad su curiosidad por la misma.

¡Leer es divertido! No nacemos leyendo, y su aprendizaje a veces es bastante costoso, sobre todo si pretendemos que nuestros hijos se sienten delante de un libro y lo lean con total precisión. Leer tiene que ser algo divertido y agradable pues forma parte de comprender nuestro entorno.

No hay prisas. No aprendemos a leer en dos días, es un proceso que necesita tiempo. No agobiemos e insistamos en su aprendizaje, si hemos decidido que nuestros hijos tienen curiosidad por la lectura dediquemos el tiempo preciso a este fin.

Lee con los más pequeños de casa, dedícale un espacio y un tiempo concreto, sigue con el dedo lo que lees y sobre todo “¡exagera la lectura!” al igual que si estuvieras interpretando, dedícale un tiempo al drama, al sonido, a la interpretación…No hagas una lectura monótona y lineal. Pues a los más pequeños les gusta esa interacción.

 

“leer nos hace libre”