EDUCAR EN AUTONOMÍA

Publicado el Miércoles, 16 de Noviembre de 2016

No es nada fácil enseñar a los más pequeños a realizar tareas del día a día, como por ejemplo, atarse los cordones. Es mucho más rápido y la tarea sale mucho “mejor” si lo hacemos nosotros mismos. Pero nadie dijo que ser papás y mamás fuera sencillo.
Y es que todo el tiempo que invertimos en “no educar para la autonomía” estamos “educando inconscientemente” para que los más pequeños tengan absoluta dependencia en todas las tareas que hagan.
Esto por desgracia no sólo ocurre en las edades tempranas. Pues parémonos a pensar cuantas veces hemos escuchado frases como…

“Hoy han mandado una actividad que no se hacer”, “voy a preguntar por el grupo del WhatsApp”, “si el examen es la semana que viene hoy tendré que buscar información internet porque no tiene apuntes”, “hemos hecho solo la tarea de mates”, “¿cómo es posible que el profe haya puesto dos exámenes seguidos?”…
Frases que padres y madres repiten casi a diario con el fin de involucrarse en las tareas de sus hijos para “ayudarles”.
Si los más pequeños aprenden a delegar sus tareas a los adultos desde edades tempranas, no pretendas que cuando sean mayores puedan/quieran o deseen hacerlo solo.
Jamás aprenderán a enfrentarse a sus tareas, y muchísimo menos sabrán gestionar el cómo hacerlas.
Transmitimos y enseñamos nuestras rutinas, valores, hábitos, etc. a nuestros educandos, pero no olvidemos que también trasferimos nuestros miedos. Es impensable para un padre o una madre que su hijo pueda fracasar en el ámbito educativo, tenemos pánico a cometer errores, por ello hacemos lo imposible para “ayudarlos”, pero la consecuencia de esto en la mayoría de los casos es crear una sensación de estrés y agobio por intentar que todo sea perfecto, hasta tal punto que no imaginamos errar, estamos pues transmitiendo un miedo terrible al fracaso.
A veces nos planteamos objetivos que parecen irreales y no son coherentes con las metas que han de perseguir los más pequeños. Pensamos que será todo más fácil y estará mejor hecho si “ayudamos” y marcamos nosotros mismos las pautas de trabajo, pero no nos planteamos en qué medida esa ayuda es beneficiosa para los más pequeños.
Es importante:

  • Invertir tiempo en enseñar, en educar para la autonomía.
  • Mostrar confianza. A veces se comenten fallos, los errores no son negativos si aprendemos de ellos.
  • Estimular el razonamiento. Guíales para que lleguen a un fin, no debes dar una respuesta de inmediato.
  • Anima a hacerlo bien. Todos somos capaces, todos podemos. No transmitas el miedo a fracasar.

Recuerda que la autoestima y la motivación juegan un papel muy importante en la autonomía.
Nos sentiremos mejor si investigamos, probamos, cometemos errores y aprendemos.
Confía en los más pequeños, en que puedan hacerlo por sí solos, en sus responsabilidades ante las tareas, pues de esta forma les ayudará en fomentar y desarrollar su motivación.

Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando
Paulo Freire